Resumen:
En las diferentes cartografías de la dramaturgia argentina posdictatorial es factible observar, entre múltiples
lineamientos poéticos, un eje morfotemático constante: la indagación en la “memoria herida” (Ricoeur) según las
representaciones genealógicas de los vínculos madre/hija o abuela/nieta. Estas relaciones intersubjetivas se
proyectan, por ejemplo, en prácticas teatrales autoficcionales, cristalizadas en identidades femeninas que
operan como puentes estéticos hacia lo ominoso del tiempo pasado.