Resumen:
Muchas voces habitan hoy el difuso territorio
del diseño. La incertidumbre de su contorno,
el hecho de que aún resulte tan problemático
discernir sus incumbencias, métodos y
objetos, dan cuenta de un espacio en donde
la falta de consenso parece ser, irónicamente,
lo que mayor consenso suscita. En este
panorama, el pensamiento de diseño ha desbordado,
desde hace ya tiempo, los límites de su propia especificidad disciplinar para irradiarse en ámbitos de muy diversa índole, seducidos por las posibilidades que un tipo de especulación inherente a la acción de diseñar puede ofrecer extramuros, para definir estrategias innovadoras en tiempos de una vertiginosa reconversión tecnológica y digital. deberá tenerse en cuenta es el de su aplicabilidad: es decir, el adecuado recorte de aquellas situaciones y entornos en los que el pensamiento de diseño
pueda efectivamente ser un recurso válido para habilitar nuevas miradas y nuevas respuestas a viejos problemas. De lo contrario será muy difícil superar las arbitrariedades y la obsolescencia que caracterizaron siempre al esnobismo cultural. Finalmente, la avidez con que un número
creciente de profesionales y organizaciones se acerca al design thinking instala en un lugar central la cuestión de la formación. Más allá de que una amplia oferta académica disponible en la actualidad ha resuelto el
tema de facto, cabe sin embargo preguntarse si es posible enseñar a pensar desde el diseño sin enseñar a diseñar. ¿Es legítimo disociar un pensar y un hacer que se encuentran tan íntimamente ligados? Y, en
todo caso, ¿cómo lidiar pedagógicamente con semejante artificio?
Frente a esta encrucijada, este trabajo de investigación abre un saludable campo de batalla en el que se involucran saberes, opiniones, experiencias y el testimonio de algunos casos paradigmáticos.