Rambla al Río: De la Ciudad al Río – Del Río a la Ciudad

Abstract

Quien camina hoy por el sur del centro porteño y por el barrio de Puerto Madero, no puede evitar ver las diferencias que existen entre ambas zonas, tanto en el estado de su fisonomía, la cual se caracteriza por su baja edificabilidad con un escaso desarrollo en su conservación en el primer caso, en contraposición con los modernos rascacielos que contienen oficinas ocupadas por medianas y grandes empresas corporativas, en el segundo. Por otro lado, contrastan locales cerrados (o abiertos en horarios reducidos) con dinámicos locales gastronómicos que incluso le dan vida nocturna a la zona; un movimiento peatonal restringido casi únicamente a sus principales arterias en oposición; a una concurrencia amplia y constante sin importar el horario. Ante esta visión que funciona casi como un espejo invertido, el futuro de la zona sur del centro porteño es una gran incógnita, la misma posee amplias posibilidades para aprovechar y potenciar a nivel urbano. En cambio, la zona de Puerto Madero, donde hoy están algunas de las grandes empresas presenta una imagen de transformación urbana, siendo un claro ejemplo de cómo la planificación puede lograr una reconversión de la zona, mientras que la disminución de turistas y oficinistas en el centro porteño ha convertido la zona en un espacio en deterioro. Este tema también es abordado por ABBA Artemio Pedro, quien explica en uno de sus artículos que una vez que los centros tradicionales pierden la demanda de los consumidores de más elevado nivel socioeconómico, se debilitan y deterioran, cayendo la diversidad de la oferta. Esto afecta de forma directa en los aspectos edilicios, de mantenimiento de la infraestructura y de equipamiento social en la vieja armazón de centralidades. No hay nada económico o socialmente inevitable en la decadencia de las ciudades viejas o en la recién estrenada decadencia de las nuevas e inurbanas urbanizaciones. Sin embargo, el sur del centro porteño podría dejar de ser como lo conocemos y resurgir como una zona renovada que despierte gran interés, y así convertirse en uno de los barrios residenciales de la ciudad más codiciados.

Entre estas dos zonas (sur del centro porteño - San Telmo y Puerto Madero) contiguas, no solo se detecta un contraste entre sus fisonomías urbanas, sino que se distingue la falta de diálogo entre ellas. Esto se percibe también con respecto al barrio Rodrigo Bueno, a la Reserva Ecológica de la ciudad y al sector costero del Río de la Plata. En el primer caso, físicamente está dentro de los límites oficiales de Puerto Madero, pero no se lo ve integrado al mismo. Esto es debido a que son dos sectores de una misma zona que no poseen las mismas características de habitabilidad y de concurrencia; mientras que uno se posiciona como el barrio con el valor por metro cuadrado más alto de toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el otro no se encuentra totalmente urbanizado, lo que hace que se vea relegado con respecto al otro. De forma similar, existe un contraste marcado en cuanto a la integración urbana, entre la Reserva Ecológica de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el resto de la misma. Y por último con respecto al sector costero del Río de la Plata, es inevitable no mencionar la escasa utilización del área costera como un espacio público más de la ciudad. Hacer uso de este recurso implicaría un acercamiento de los habitantes en general con una zona natural; y además, la posibilidad de generar una nueva entrada a la ciudad por vía fluvial. Esta falta de comunicación entre las zonas mencionadas se deja percibir por los habitantes y turistas que transitan las dos zonas día a día.

Partiendo de este análisis, es evidente que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires necesita desarrollar un proyecto que provoque una relación fluida y continua que potencie, revitalice y consolide estos sectores urbanos; ya que, hay cierto reconocimiento de determinados aspectos que pueden ser considerados como obstáculos, y que se perciben en su mayoría en el aspecto social de la ciudad. Dichos obstáculos han sido parte de debates a lo largo del tiempo, debido a que se encuentran presentes en las distintas ciudades, desarrollándose en cada comuna o barrio que las integran, ya sea como elementos físicos estructuradores que pueden ser de orden natural (ríos, barrancas, cerros, etc.) o artificial (vías férreas, grandes instalaciones de infraestructura, espacios en desuso o abandonados, etc.). Un término generalmente utilizado es el de “barreras urbanas”, y la eliminación de estas es uno de los grandes retos en la configuración de los espacios urbanos. La formación de estas “barreras” no es unívoca; algunas no fueron necesariamente pensadas y estructuradas como tales, sino que fueron transformándose en obstáculos con el paso del tiempo.

Esta es la razón por la cual, este trabajo se basa en el estudio, caracterización y evaluación de las dos zonas mencionadas con el objetivo de lograr una comunicación tangible e intangible entre ellas a nivel urbano. Es por eso que, en un comienzo se desarrollará el estudio de las características que posee cada una, tanto en el aspecto urbanístico, como también así en el arquitectónico para potenciarlas a través de futuras intervenciones, utilizando la posibilidad de generar una pieza urbana integradora que promueva una conexión directa entre dos partes de la ciudad hoy poco comunicadas, y a su vez una a ambas (y en cierto sentido, a la ciudad) con su principal marco natural, el Río de la Plata.