Resumen:
Los seres humanos hemos creado una suerte de expectación y de mercado en torno a un órgano y, específicamente, una
propiedad que en su origen evolutivo tiene que ver con la atracción de polinizadores. Esto es el color de las flores, determinado genéticamente por la cantidad de un tipo de compuestos, las antocianinas, cuyo color varía desde el naranja
hasta el rojo o el azul. Es así que nuestro atractivo por esta característica, empezó a generar un negocio en torno a la belleza de las plantas ornamentales. Las coloraciones exóticas, los pétalos moteados y rayados comenzaron a captar la atención de las clases altas como símbolo de lujo, buen gusto y educación (Sardina, 2019). Es así que decidimos desarrollar
una plataforma de genotipificación para orquídeas que sea capaz de predecir el color de la flor de esta planta durante su
germinación, es decir, en un estadio previo a la floración.