Resumen:
El presente trabajo explora los rasgos identitarios y las denominadas fuerzas profundas que, como señala J. B. Duroselle, contribuyen a modelar la conducta externa de los Estados, aplicando esos enfoques a la política exterior de Chile. Han sido consideradas las constantes de relevancia en el accionar internacional de ese país, las cuales contienen un fuerte elemento identitario y, a la vez, se indican algunas tendencias que parecen perfilar una nueva identidad. Las fuerzas profundas detectadas son: la estabilidad institucional y los procesos políticos democráticos (exceptuando, particularmente, la dictadura de Pinochet), el presidencialismo, la importancia atribuida a los factores territoriales, así como también la búsqueda del equilibrio a nivel regional y el estilo civil-pragmático de la diplomacia.